

Si existiera un registro estadísticos de los objetivos propuestos por millones de personas cada año, veríamos un altísimo porcentaje de abandono a las pocas semanas. La gran pregunta es ¿por qué nos damos por vencidos antes de alcanzar los objetivos propuestos? La desmotivación está detrás de muchas de las respuestas.
Y es que entre los principales contribuyentes a la eficiencia y el desempeño profesional, la motivación está entre los primeros de la lista. Entonces, si es tan valiosa, ¿cómo podemos mantenerla e incluso desarrollarla? La buena noticia es que la motivación es como un músculo y necesitas practicar para fortalecerla.
Cómo incrementar tu motivación
Establece metas pequeñas y medibles: como en todo, lo primero es empezar de a poco. ¿Acaso para comenzar a practicar running te apuntarías a una maratón? En este sentido, los objetivos más pequeños que se puedan alcanzar en un período corto de tiempo predisponen a la motivación. La razón es que el final está siempre a la vista y la recompensa se consigue con rapidez.
Que estas pequeñas metas sean medibles permitirá corroborar el avance y proponer objetivos más ambiciosos.
Construye y mantén tu propia rutina: cuando tienes una rutina significa que sabes en qué orden hacer las cosas y esto supone una reducción del número de decisiones que tomas. Es importante desarrollar rituales diarios que te mantendrán inspirado y avanzando hacia tu meta. Trae mayor claridad, dirección y realización a nuestras vidas.
Cuando llevas a cabo los hábitos y rutinas propuestos te sientes mucho más estable. Cualquiera que sea el ritual diario que elija, asegúrese de que fomente la paz y la felicidad.
Comprométete públicamente: cuando compartes tus objetivos adquieres un compromiso y nuevo impulso para no renunciar a tus metas. Puedes apoyarte en las redes sociales, o en un blog si lo tienes, y seguro contarás con un grupo de apoyo que te ayudará a sentirte más responsable de cumplir tu compromiso.
Si no estás por la labor de compartir abiertamente tus metas, busca un “socio responsable”. El escribir tus metas y comprometerte a enviar actualizaciones frecuentes a otra persona ayuda a alcanzar las metas.
Visualiza tu progreso: dibuja un gráfico que represente la evolución de tu evolución a lo largo del tiempo. Colócalo en un lugar visible donde pases varia veces al día. Aunque tengas la impresión de no verlo, tu subconsciente sí lo registra y sus efectos son muy positivos.
Es una excelente herramienta para ayudar a mantener el enfoque en el objetivo y no perderlo de vista. Si consigues una buena evolución, te brindará la satisfacción del camino recorrido y te motivará a seguir adelante. Si aún no alcanzas el objetivo, te estimulará a actuar de inmediato y a evitar un resultado negativo.
Por último y no menos importante, ¡rodéate de personas motivadoras! No hay nada más motivador que trabajar o estudiar con un amigo que nos inspira.