El miedo a enfermar, a contagiar a otros o las restricciones de movilidad por la pandemia han disparado los problemas ligados a la salud mental de los españoles. La incertidumbre por saber cuándo mejorará la situación, la ansiedad de estar encerrado en casa por obligación o un duelo por un el fallecimiento de un ser querido sin despedidas, son algunos de los motivos que empujan a las personas a acudir a un especialista en la salud mental.
Sin embargo, existen quienes se aprovechan de la vulnerabilidad de la situación para ofrecer servicios de terapias psicológicas sin ser profesionales formados para ello. Se trata de personas que tergiversan prácticas o servicios de apoyo emocional con conceptos psicológicos que pueden resultar atractivos para una persona que busca ayuda.
Las medidas de seguridad y el confinamiento han provocado que muchas clínicas o psicólogos hayan cambiado sus consultas presenciales por las terapias telemáticas. Una situación que ha colmado internet de anuncios que prometen solucionar tus problemas sin salir de casa. Y no siempre hay un profesional de la psicología detrás de estos servicios.
Dinero por la vulnerabilidad de una persona
«Cuanto más desesperada sea tu búsqueda de ayuda, mayor probabilidad tienes de caer en una ‘terapia’ perjudicial. Más aún si el precio es muy atractivo o solo puedes pagar la oferta más barata«. Este es el resumen que hace Timanfaya Hernández, Co-directora de Globaltya Psicólogos, sobre el intrusismo laboral en su sector estos días.
El auge de citas para acceder a un especialista ha provocado listas de espera de varios meses en la psicología pública, como destacaba el Colegio Oficial de Psicología de Castilla la Mancha en la comunidad. También han crecido las peticiones de ayuda en las consultas de muchas clínicas o despachos privados.
Sin embargo, existe un problema al contabilizar cuánto ha crecido la demanda de ayuda en la salud mental. Muchas personas no pueden acceder a una terapia privada porque no pueden permitírselo económicamente y les cuesta conseguir una cita en el sistema público.
«La Clínica Universitaria de Psicología de la UCM tiene un precio por debajo de la media y la lista de espera ha sido de meses durante buena parte del 2020», asegura Ainara Gómez Zubeldia, psicóloga general sanitaria. El precio de una sesión privada suele oscilar entre los 45 y los 70 euros, como norma general. Pueden existir ofertas para la primera cita o descuentos si se cierran varias sesiones, pero «lo que se salga de ahí es susceptible de riesgo», han asegurado fuentes del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
«Hacer llorar no es curar»
«Mucha gente ha caído en la desesperación por estar bien y las terapias psicológicas no son milagrosas. No hay una píldora mágica ni te vas a curar en una única sesión telemática», explica Ana Gaudioso, psicóloga sistémica. Esta especialista asegura que la psicología es un proceso que requiere trabajo y muchos encuentros en la mayoría de los casos.
Las psicólogas consultadas por RTVE.es coinciden en que estos falsos terapeutas abusan de su posición de autoridad. «Se muestran como profesionales y el paciente, vulnerable, no pone en cuestión su procedimiento», ha explicado Gaudioso. La psicóloga asegura que ha atendido casos de personas que han recibido «terapias con piedras curativas». Procesos que después deben revertir.
«Hacer llorar a alguien es fácil y parece que con hacer llorar a una persona ya se libera de su dolor», advierte según Gaudioso, que entiende que el problema no se ha curado si solo se saca a flor de piel. Por eso defiende huir de planteamientos basados en el optimismo o la búsqueda de la felicidad sin abordar el problema de fondo.
La constante del intrusismo
Que personas sin formación en salud mental ofrezcan sus terapias ya era habitual antes de la pandemia. Sin embargo, el problema se ha agravado. «Muchos creían que la situación se iba a solucionar en 2021. Veían el final. Ahora que la meta parece que está más lejos, muchas personas se han derrumbado», estima Ana Gaudioso, que entiende que este aumento de la presión sobre la sociedad puede provocar un aumento de peticiones de ayuda.
En este caldo de cultivo, han proliferado anuncios de coaching emocional u ofertas de ayuda para mejorar tu estado mental. «Una terapia mal ejecutada puede derivar en una cronicidad», estima Timanfaya Hernández. Por eso los especialistas inciden en la necesidad de diferenciar entre una terapia profesional, que se centra en curar o resolver un trastorno, y un proceso no profesional que «puede ayudar, en el mejor de los casos, pero que no cura. Parchea el problema».
La capacidad de acción es muy baja para detectar una intromisión en la psicología, según Carolina Ángel Ardiaca, especialista en Psicólogos Pozuelo. «No es tan común que uno diga que es psicólogo y después no lo sea, pero sí de gente que se hace pasar por terapeuta con conceptos de psicología que, después, no son verdad», entiende la psicóloga Ardiaca. «Al final esto también nos genera impotencia a los psicólogos porque vemos cómo no podemos ayudar a las personas».
«No tengo los datos, pero en toda buena crisis siempre hay gente que se aprovecha», ha aventurado Ana Gaudioso. Por eso entiende que hay que tener cuidado con las ofertas o sesiones por precios inusualmente bajos. «Hay gente que lo está pasando mal, está vulnerable y puede caer en un discurso adornado», entiende la psicóloga Gómez Zubeldia. Y recuerda: «Un psicólogo no es una persona que te da consejos, te da unas pautas y con eso ya mejoras».
«Abrir la herida es fácil. Lo que hay que hacer es cerrarla», ha explicado la especialista Gaudioso que conoce casos de pacientes con «retraumatizaciones» y otros problemas derivados de terapias alternativas perjudiciales. Por eso los especialistas recomiendan solicitar el número de colegiado oficial en psicología en primera instancia para evitar fraudes y no caer en «procesos milagrosos».
Terapia desde casa
Aunque muchas clínicas privadas han vuelto a citar a sus pacientes para sesiones presenciales, las terapias telemáticas siguen siendo habituales. «Al principio del confinamiento tuvimos que suspender, puntualmente, algunas consultas hasta que nos adaptamos a trabajar de manera no presencial«, reconoce Timanfaya Hernández. Sin embargo, una terapia con un profesional no pierde calidad porque sea telemática, afirman estas psicólogas.
Pueden surgir complicaciones al perder parte de la comunicación no verbal a través de una videollamada. «Piensa que solo vemos la cara en primer plano, sin saber cómo responde el resto de tu cuerpo», explica Carolina Ardiaca. Ocurre algo similar en las terapias con los niños. Las sesiones con menores suelen ser más dinámicas y la atención de los niños cae si no es presencial.
«No obstante, se puede completar con trabajo con los padres», entiende Ainara Gómez Zubeldia que reconoce que los especialistas cuentan con otras herramientas para suplir los problemas que puedan derivarse de una sesión no presencial.
Por la otra parte, hay pacientes que se adaptan mejor a las sesiones telemáticas al eludir el miedo al contagio o la enfermedad, por ejemplo. Para otros, acudir físicamente a una terapia también era parte del proceso. Una situación que puede afectar en la mejora de su terapia. «Por eso valoro la sesión presencial siempre que considero que es más beneficiosa», ha defendido Ainara Gómez Zubeldia.
Fuente: RTVE