Las Etapas del Desarrollo
de la Personalidad

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¿Alguna vez te has preguntado cuáles son las distintas etapas que definen el desarrollo de nuestra personalidad?

Antes de responder a cualquier pregunta, lo principal sería definir el concepto de personalidad. Se trata de un patrón de comportamiento, pensamiento y emoción estable en el tiempo y que explica la manera en que percibimos la realidad. La personalidad es en ambas partes, heredada y adquirida mediante nuestra experiencia vital.

Es por esto por lo que no se considera que la personalidad esté completamente formada hasta que no llegamos a la edad adulta.

Tomando como referencia este concepto de personalidad, las etapas del desarrollo de cada individuo conformarían, a su vez, las etapas del desarrollo de la personalidad, de la siguiente manera:

Primeros momentos

Cuando un niño nace, no presenta una personalidad definida porque no tiene una experiencia previa, pero tras los primeros días desde su nacimiento, empieza a presentar un temperamento: una manera de comportarse. Es labor de los padres o de sus figuras de apego, moldear y configurar el temperamento a través del aprendizaje.

Infancia

En la niñez se empiezan a consolidar las creencias religiosas, valores y normas de conducta que vienen del entorno. En esta etapa se comienza a desarrollar la personalidad, gracias a los conocimientos y capacidades que el niño va adquiriendo de su entorno. Se empieza a formar el carácter.

Pubertad y adolescencia

Esta etapa es crucial en el desarrollo de la personalidad. El individuo atraviesa importantes cambios a nivel físico y hormonal. Espera que su familia le trate como a un adulto en vez de como a un niño y busca diferenciarse del resto, en muchos casos incluso mostrando comportamientos diferentes a los enseñados en el hogar.

Se trata de una etapa en la que el joven busca su identidad propia.

Adultez

En esta etapa el patrón de conducta ha quedado claramente establecido, aunque aún puede variar en cierta medida. Por ejemplo, si sucediese algún acontecimiento muy relevante, podría empujarle a hacer cambios en su forma de ver el mundo. La autoestima crece y el autoconcepto del adulto se acerca más a su ideal, lo que hace que la timidez disminuya.

Ancianidad

La personalidad es estable llegados a esta etapa, pero las muchas experiencias vividas como la pérdida de seres queridos, actividad laboral o habilidades del cuerpo y mente pueden afectar a la manera de relacionarse con el mundo. Se produce una tendencia a la disminución de la extraversión y la autoestima.

Pero estas no son las únicas etapas que se han planteado los psicólogos que conforman nuestra personalidad.

Según Sigmund Freud (1856-1939), en su teoría de la personalidad, la personalidad humana es producto de la lucha entre nuestros impulsos destructivos y la búsqueda de placer, y diferenció cinco etapas en el desarrollo de la personalidad relacionadas con las zonas erógenas:

Etapa oral (0-1 año): el placer se encuentra en la boca y se obtiene con actividades como chupar, succionar, morder…
Etapa anal (1-3 años): la fuente de placer se encuentra en el ano, en actividades como el control de esfínteres.
Etapa fálica (3-6 años): en las mujeres, etapa clitoridiana. Relacionada con el placer que sienten los niños al exhibir sus genitales y el interés que presentan por los mismos y los del sexo opuesto.
Etapa de latencia (5-12 años): en esta etapa no existe una zona concreta donde se focaliza el placer, ya que el impulso sexual aún esta adormecido.

Etapa genital (pubertad y madurez): etapa acompañada de cambios físicos, psíquicos y emocionales. El placer vuelve a estar focalizado en la zona genital, aunque en este caso las personas ya son capaces de expresar una sexualidad adulta y madura.

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